Tener o no trabajo depende de una tómbola. Muestra de los tiempos que corren.
Un drama de rabiosa actualidad pero contado con un optimismo y positividad que bien vendría a más de uno en la misma situación. Michel es trabajador y sindicalista en una empresa portuaria y el encargado de notificar los despidos de veinte de ellos. Se trata de un sindicalista de los pies a la cabeza, de los de antes, no de los de ahora (salvo alguna excepción). Su ideología y la defensa de los derechos de los trabajadores van mucho más allá de tener una nómina a fin de mes.
Jean-Pierre Darroussin, habitual en las películas de Robert Guédiguian (director), aunque me gustó más en "El Havre" (también comentada en este blog) interpretando al astuto inspector, aquí da vida a Michel. Una interpretación entrañable y loable pero que queda un poco a la sombra del trabajo de Ariane Ascaride en el papel de Marie-Claire, mujer de Michel. Es la nota alegre, con sus bailes y su sonrisa contagian al más inmune de los espectadores.
El último cuarto de hora es lo mejor. La comparación del ser humano con los distintos animales según su aspecto o su carácter es genial. Y es que no hace falta irse a África para poder contemplar dicha fauna. Simplemente te sientas y observas la playa. Poco a poco te sentirás como en un safari a bordo de un jeep.
El último cuarto de hora es lo mejor. La comparación del ser humano con los distintos animales según su aspecto o su carácter es genial. Y es que no hace falta irse a África para poder contemplar dicha fauna. Simplemente te sientas y observas la playa. Poco a poco te sentirás como en un safari a bordo de un jeep.
Un drama actual sobre el trabajo, sobre la familia y sobre la autenticidad de la amistad y de las relaciones humanas en general que el mismo Guédiguian admite haberse inspirado en un poema de Victor Hugo, "La gente pobre". Un 7 sobre 10.