Me he tomado otro descanso del thriller surcoreano y he vuelto a optar por una historia romántica con pequeñas dosis de cine negro.
Un exboxeador con un pasado oscuro trabaja en la actualidad en la taquilla de un parking y como repartidor de botellas de agua. Quiere enderezar su vida y busca redención. La oportunidad se le presenta cuando una joven que perdió la vista en un accidente de tráfico comienza a compartir tiempo con él en la cabina del parking. El precio que deberá pagar por su redención es alto, aunque igual no tanto cuando el espectador se percata del capricho del destino que tuvo lugar el mismo día del accidente.
Una historia muy bien contada que no hace más que ganar enteros conforme avanza, además de picarme en la curiosidad y el interés de seguir buceando y disfrutando del otro tipo de cine surcoreano. Un 7 sobre 10.
Una historia muy bien contada que no hace más que ganar enteros conforme avanza, además de picarme en la curiosidad y el interés de seguir buceando y disfrutando del otro tipo de cine surcoreano. Un 7 sobre 10.