4 de agosto de 2009

"Léolo". Soñar no es estar loco.


Léolo Lauzon es un chaval que tiene a su propia imaginación como gran compañera para escapar del ámbito en el que le ha tocado nacer y vivir.

Para empezar cree que ha nacido de un tomate fecundado por un italiano. Su nombre real es Léo, pero él se hace llamar y pide que le llamen Léolo. Más que estar asqueado de su familia, no se siente identificado con ella, a pesar de todo, no eres tú quien elige la familia, es puro azar. Por lo tanto convierte a sus hermanos, padres y abuelo en personajes de ficción. Todo lo que imagina lo escribe en unos cuadernos que va recogiendo su amigo El Domador de Versos que es el que pone la voz en off de la película. Una de las grandes frases de Léolo es "Porque sueño no estoy loco", y es que soñar es gratis, es bonito y no tienes que rendir cuantas a nadie más que a ti mismo.
Los padres están obsesionados con la comida y con deshacerse de ella a través de la nacesidad física del cagar. Léolo les engaña tirando al váter otros excrementos que no son los suyos propios. "La salud florece al cagar", le repite su padre una y otra vez. Las hermanas son carne de psiquiátrico. El hermano, humillado tras una paliza, se refugia en el culto a sus músculos. El abuelo da rienda suelta a sus impulsos sexuales con la vecina de al lado, de la cual Léolo está profundamente enamorado -"Bianca, amor mío… mi dulce amor… mi único amor… mi Italia…"-
El amor por ella es el detonante del despertar de sus hormonas dando paso a ritos adolescentes un tanto peculiares.
En definitiva, se trata de una buena película a la vez que opresiva; sólo en los momentos imaginativos de Léolo puedes desprenderte de esa opresión. Un imprescindible film que invita a soñar -dormido o despierto-. Si no te gusta lo que te rodea moldéalo hasta que te guste.

No hay comentarios: