Hablar de una película sobre Alfred Hitchcock se hace tarea difícil si no consigues abstraerte de lo que ha supuesto para ti la mejor figura de la historia del cine.
No aporta más de lo que ya sabíamos los que habíamos leído algo de Hitchcock, pero sí consigue que quieras reengancharte a su filmografía. Ver algunas que tienes pendientes o volver a disfrutar las ya vistas.
Se trata de un cuaderno de bitácora de lo que supuso la fecundación, gestación, producción y estreno de una película de culto, "Psycho" o "Psicosis" (como la hemos conocido siempre), quizá la película más de culto de este director de culto.
El encargado de dar vida a Sir Alfred, es otro Sir, Sir Anthony Hopkins; con un maquillaje muy logrado consiguiendo el perfil más conocido de la historia del celuloide, Hopkins está a la altura y anchura de Hitchcock, no llega a ser el Dr.Lecter de "El silencio de los corderos", pero sí logra que por momentos pienses que es el real.
Al igual que en la vida real es imposible separar la figura de Hitchcock a la de su mujer, Alma Reville, en la cinta sucede lo mismo con Anthony Hopkins y Helen Mirren (como Alma)...Una mujer que sólo en lo público parecía refugiarse o huir de las fotos detrás de la oriunda sombra de su marido, pero que de puertas adentro la cosa estaba más equilibrada; al fin y al cabo, era su mano derecha y la principal consejera de Hitch.
Scarlett Johansson nos hace recordar a la Janet Leigh, la protagonista de una de las secuencias más medidas, imitadas y relevantes de la historia del cine, "la secuencia de la ducha". Acompañando en el reparto, nos encontramos a Jessica Biel como Vera Miles, Toni Collette como la secretaria de Hitch y a un prácticamente olvidado Ralph Macchio (el chaval de "Karate Kid") como Joe Stefano, guionista de "Psycho".
Con todo esto y algo más, no hay nada que reprochar a Sacha Gervasi (director), sino agradecerle el haber puesto la figura de Hitchcock otra vez en una cartelera. Ingenioso final de película. Un 6'5 sobre 10.