27 de enero de 2013

"Django desencadenado". Tarantino sin contemplaciones.

A estas alturas nadie va a ver una película de Tarantino a ciegas; hablar de él no es hablar de un director sino de un género cinematográfico. Todos hemos puesto el adjetivo "tarantiniano" a alguna otra película (véase "Oldboy", véase "Mátalos suavemente"...). Nunca engaña y, lo que es mejor, nunca defrauda. Puede tener sus más y sus menos, pero lo que sí está claro es que Tarantino alimenta al cine de la misma manera que el cine alimenta a Tarantino en una relación sin ningún tipo de contemplación. Nos gratificó con "Reservoir dogs", nos fascinó con "Pulp fiction", nos enganchó con "Kill Bill", quiso cambiar la historia con "Malditos bastardos" y, con "Django" ha dado un golpe en la mesa del western empapándose de él.

En cuanto al reparto, cuatro nombres propios: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio y Samuel L.Jackson. Foxx está radiante tanto de esclavo como de cazarrecompensas; Waltz ya ganó en "Malditos bastardos" que Tarantino contara con él para éste su siguiente trabajo y demostrado está que no le ha fallado, está impresionante; DiCaprio no para de crecer, haciendo de malo o haciendo de bueno suele bordar su papel, no es de extrañar que grandes nombres como Eastwood, Scorsese, Spielberg, entre otros, le hayan querido para protagonizar alguno de sus trabajos, en el caso de Scorsese en cuatro ocasiones y dos más por llegar...me encanta; y un casi desconocido Samuel L.Jackson, muy bien caracterizado llegando incluso a no reconocerse,...grandioso.

Ha recibido críticas, pero la más sonada es la del también director (y negro) Spike Lee, el cual ha decidido no ver "Django" al considerarla demasiado ofensiva contra la raza negra y la esclavitud en concreto. Critica el uso exagerado de la palabra negrata (nigger); considero que lo que pudo ocurrir en aquellos años previos a la guerra civil americana fue mucho más duro que una simple palabra ofensiva pero empleada eternamente en el cine, incluso en el cine de negros dirigido por negros. Es sabido que Tarantino es provocativo e hiriente visual y anímicamente, pero como él dice, "esto es un western", así que yo también digo que "esto es un western", y quien no lo quiera ver está en su pleno derecho; yo, por mi parte estoy la mar de contento de haberlo disfrutado.

Cuando ves un film con sello Tarantino tienes la sensación de estar viendo un trabajo de alguien que ha consumido mucho cine, lo ha engullido, lo ha digerido y, en lugar de depositarlo en el inodoro, ha preferido darle una vuelta de tuerca y sacarle el máximo partido. A esto se le llama aprovechar los recursos. Bravo Quentin. Un 8 sobre 10.

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