Ya en su primera película como director, Yimou nos ofrece un retrato de una mujer fuerte y con carácter. Retrato que se verá repetido en varios de sus films. Ganar el Oso de Oro en Berlín en 1988 le abrió las puertas de la distribución internacional. De hecho en futuros trabajos se ha encontrado con más trabas en su propio país que a nivel mundial.
En la China de los años treinta una mujer es enviada para casarse con el propietario de una bodega de vino de sorgo, que tiene la lepra. "Si te aburres, habla con alguien; si tienes problemas, canta"...Esto de lo dice uno de los porteadores de la silla en la que es transportada hasta la bodega. Además también le dice, a modo de vaticinio, que "cuando lloras en una silla, tu futuro no es seguro". Curioso que se lo diga la misma persona que más adelante se vaya a convertir en el padre de su hijo.
La actriz encargada de dar vida a esa mujer es Gong Li, que tuvo una relación más que profesional con el propio Yimou, convirtiéndose en su musa hasta "La joya de Shanghai" de 1995. Luego Yimou prefirió a la joven que protagoniza "El camino a casa" (también comentada en este blog), Zhang Ziyi.
La película quizá no tenga la potencia visual que sí tienen otros filmes de este director, pero sí hace pensar en que a quien sí le espera un futuro prometedor es a Zhang Yimou. Veintiucuatro años más tarde puedo asegurar que así ha sido. Con algún que otro altibajo, este director chino ha sabido mantenerse a la vanguardia del cine mundial, con un cine que emociona, sobresalta y sobrecoge en la misma medida. Un 7 sobre 10.
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