Un por entonces desconocido actor australiano de nombre Geoffrey y de apellido Rush se mete brillantemente en la piel de un excelente y demente pianista, David Helfgott. Demente por la severidad de un padre que quería a su hijo, que sentía un extraño orgullo hacia él, que quería que triunfara pero no mucho más allá de las cuatro paredes de su casa y, mucho menos, lejos de su país.
Los otros dos actores que interpretan al David niño (Alex Rafalowicz) y al David adolescente (Noah Taylor) están casi a la altura de Rush. Pocas películas considero recomendables por la interpretación de un actor, al margen del guión, fotografía, etc..., pero es que si además de una historia atractiva podemos disfrutar del "trabajazo" de Geoffrey Rush, pues mejor que mejor. Es curioso que para haber saltado a la fama mundial en 1996 (sólo hace 16 años), me da la sensación de que es un actor de los de toda la vida, y es que después de este su posiblemente mejor papel, le llegaron muchos otros de gran nivel: "Shakespeare in live", "Elizabeth", "Piratas del Caribe", "Llámame Peter", "Munich", "El discruso del rey"..., ahí es nada. También cabe destacar el papel del padre severo de David, Armin Mueller-Stahl; grandioso.
Al margen interpretativo, la historia, basada en hechos reales, es de esas historias que suelen agradar al espectador sobre niños prodigio, en este caso, del piano. Muy bien estructurada y con más de tres grandes momentos (destaco cuando toca "El vuelo del moscardón" de Rimsky-Korsakov en un restaurante ante el asombro de los presentes; absolutamente brillante), gusta y emociona. Un 7'5 sobre 10.
Los otros dos actores que interpretan al David niño (Alex Rafalowicz) y al David adolescente (Noah Taylor) están casi a la altura de Rush. Pocas películas considero recomendables por la interpretación de un actor, al margen del guión, fotografía, etc..., pero es que si además de una historia atractiva podemos disfrutar del "trabajazo" de Geoffrey Rush, pues mejor que mejor. Es curioso que para haber saltado a la fama mundial en 1996 (sólo hace 16 años), me da la sensación de que es un actor de los de toda la vida, y es que después de este su posiblemente mejor papel, le llegaron muchos otros de gran nivel: "Shakespeare in live", "Elizabeth", "Piratas del Caribe", "Llámame Peter", "Munich", "El discruso del rey"..., ahí es nada. También cabe destacar el papel del padre severo de David, Armin Mueller-Stahl; grandioso.
Al margen interpretativo, la historia, basada en hechos reales, es de esas historias que suelen agradar al espectador sobre niños prodigio, en este caso, del piano. Muy bien estructurada y con más de tres grandes momentos (destaco cuando toca "El vuelo del moscardón" de Rimsky-Korsakov en un restaurante ante el asombro de los presentes; absolutamente brillante), gusta y emociona. Un 7'5 sobre 10.
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