4 de diciembre de 2012

"Elena". A mis dos vidas en tren.

Por un lado, un hijo alcohólico que vive con su mujer e hijo rozando o sobrepasando los límites de la marginalidad; por el otro, un marido y/o compañero de piso, según se mire, que vive en una casa de cierto lujo, con mucho dinero y sin ninguna preocupación salvo la enfermedad que padece; y en medio, Elena (excelente interpretación de Nadezhda Markina), una mujer que poco a poco nos va mostrando que tras esa apariencia de mujer-mayor-ama-de-casa, hay secretoes e intenciones.

Desconozco la situación político-social de la Rusia actual, pero desde el principio de la película comienza a fraguarse lo que al final se vislumbra, una crítica sigilosa pero punzante.

Con una fotografía, a manos de Mikhail Kritchman, (también trabajó en los dos films anteriores de Zvyagintsev, "El regreso" y "The banishment") mucho más interior que en los films mencionados, vuelve a poner de manifiesto que en eso de luces y lentes sabe lo que se hace.

Este último -por el momento- producto de Zvyagintsev no está a la altura de sus anteriores trabajos, pero poco le falta. Un 7 sobre 10.

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