1 de diciembre de 2012

"Peppermint Candy". Subamos al tren.

Lee Chang-dong, el que fuera ministro de cultura coreano a la par que escritor, guionista, productor y director de cine, firma en este su segundo largometraje un más que digno trabajo mostrándonos como Yong-ho, su protagonista, llega a tomar la decisión de dejarse arrollar por un tren (esto ocurre en el primer cuarto de hora de la película). El resto es un recorrido en un tren que va retrocediendo hasta diferentes momentos en la vida de nuestro protagonista y cómo los momentos puntuales de su vida y las cisrcunstancias socio-políticas que colmaban a la Corea del Sur de la dictadura de Chun Doo-hwan (1980-1987), lo llevan a su total autodestrucción.

Si algo tiene Lee Chang-dong es que lima la narratividad casi tanto o más que la dirección meramente dicha. Aunque no es nuevo que un tren nos marque el tiempo de una historia sí es muy acertado que se nos cuente al revés para que se vayan despejando la gran incógnita con la que empieza la película. ¿Por qué ha llegado a ese punto?. De hecho los planos del tren están hacia atrás a modo de retroceso. Si el tren representa la vida, mejor será que nos subamos y no nos dejemos arrollar por él. Un 7'5 sobre 10.

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