Como también ocurre en su posterior "Silencio de amor" (comentada en este blog), aquí Philippe Claudel también nos presenta a dos hermanos -en este caso, a dos hermanas, Juliette y Léa- que nada tiene que ver la una con la otra pero que se llevan bien o al menos eso aparentan. También nos encontramos con un círculo de amigos que llevan el cartel de "buen rollito" colgando del cuello.
Juliette (Kristin Scott Thomas) sale de la cárcel tras haber permanecido en ella 15 años. La razón se nos va exponiendo poco a poco a lo largo de la narración. Su hermana Léa (Elsa Zylberstein) la acoge en su casa donde vive con su marido Luc y sus dos hijas vietnamitas adoptadas. Luc (Serge Hazanavicius -hermano de Michel, director de "The artist"-) no parece estar muy de acuerdo con la decisión de Léa, pero poco a poco, con la ayuda del entusiasmo de sus hijas y de su grupo de amigos, la va aceptando.
Al principio parece estar más condenada en la calle que en la cárcel. La verdad que queremos que se nos cuente va apareciendo con cuentagotas y cuando ya la sabemos queremos una razón, la razón que la llevó a cometer lo incometible, a asumir lo inasumible y a redimir lo irredimible. Aunque consiga reinsertarse en la sociedad, como así es, su pena y su culpa la acompañarán hasta el fin de sus días.
Gran papel de Kristin Scott Thomas ("El paciente inglés", "Cuatro bodas y un funeral", "No se lo digas a nadie"...). Consigue mostrarnos a la perfección la transformación que sufre una persona que ha pasado quince años en prisión en una persona que sigue presa pero tratando de hacerse un hueco más que digno en la sociedad. Una actriz que ha llevado su carrera entre Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia, donde actualmente se encuentra afincada y donde su cine -el francés- le está sentando como anillo al dedo. Un 7 sobre 10.
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