4 de abril de 2012

"La voz dormida". Algo que nunca debió ocurrir.


La Guerra Civil ha dado muchos frutos al cine español. La posguerra no tanto, pero también. El nuevo trabajo de Benito Zambrano es un retrato cruel, humano y, tristemente, real. Si un buen director de cine es un buen director de actores, Zambrano lo es. Como ya hizo en sus anteriores "Solas" y "Habana Blues", aquí cada personaje y cada intérprete está trabajado y sabe en qué momento debe hacer este gesto o este otro. 

Pepita (María León) es una cordobesa que, acabada la guerra, decide trasladarse a Madrid para estar cerca de su hermana Hortensia -La Tensi- (Inma Cuesta), que está embarazada, encarcelada y condenada a muerte. Todo en ese orden. Pepita tiene un carácter bastante inocente, no tiene una ideología política definida pero, aun así, decide inmiscuirse en ambos ambientes con tal de encontrar a alguien que pueda hacer que le quiten la condena a su hermana.

María León es todo un descubrimiento. Soy el primero en reconocer que no me la imaginaba haciendo un papel dramático, pero realmente lo borda. Goya merecidísimo. Inma Cuesta también hace un gran papel pero no está a la altura de la hermana de Paco León.

La historia es dura, como no podría ser de otra manera tratándose de la guerra que dividió el país en dos. Una guerra que no debió ocurrir y que después de más de 70 años siguen abiertas muchas heridas. Unos quieren cerrarlas y otros piensan que no se debe remover lo que, para ellos, acabó hace mucho tiempo. En su tercera película (para cine), Zambrano demuestra que sabe lo que se hace, que lo hace bien, y que emociona mejor. Un 8 sobre 10.

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