14 de abril de 2012

"Medianeras". Marchábamos sin buscarnos sabiendo que nos encontraríamos.

Hoy en día, la gente camina por la calle sin ánimo de pararse a conversar con un conocido o un vecino, camina para llegar no para disfrutar del paseo. Su cabeza está dirigida al suelo o a la pantalla de su teléfono móvil. Los avances en telecomunicaciones son directamente proporcionales a los retrocesos en la auténtica comunicación persona a persona. Si quieres tomarte una cerveza con un amigo, lo tienes que agregar al facebook, esperar que acepte, concretar hora y lugar y, aún así, llegará tarde porque el facebook le ha robado tiempo comentando la foto de otro "amigo" que tenía agregado. Ahora los amigos no se tienen, se agregan.

¿Dónde está Wally? o ¿Dónde está Martín?. Así es como podría llamarse este film del argentino Gustavo Taretto. Pilar López de Ayala interpreta a Mariana, una arquitecta en crisis que se dedica a la decoración de escaparates para ganarse la vida, es aficionada a los libros de ¿Dónde está Wally? y vive sola en un pisito en Buenos Aires. Está abierta a entablar una relación, pero no encuentra a su Wally particular.

Por otro lado está Martín (Javier Drolas), un diseñador web con muchas fobias, vive en sus pocos metros cuadrados conectado a internet para todo: chatea, encarga comida, trabaja, baja música...También está dispuesto a conocer a una chica con la que entablar una relación , pero esta chica no aparece, lo cual no es de extrañar por la poca vida social que lleva.

Ambos viven cerca, las medianeras de sus edificios están cara a cara. Se cruzan pero no se miran, comparten gustos musicales y cinematográficos pero no lo saben, chatean entre ellos pero no se conocen. Un día toman la determinación algo ilegal de hacer una pequeña ventana en sus medianeras. Un pequeño espacio por el que pueda entrar algún rayo de sol. Es así, cuando sus miradas se cruzan por primera vez. No pasa de eso, pero se miran. Un día, Mariana se asoma a la ventana y ve entre la abultada multitud de gente una persona con jersey de rayas horizontales de color blanco y rojo, gorro y gafas...No sabe quién es, pero debe ser él, el Wally que tanto le ha costado encontrar en su libro y en su propia vida.
La película se deja gustar y gusta, está mucho mejor en forma o continente que en contenido, el cual no deja de ser una historia de amor entre dos personas que todavía no se conocen, pero la originalidad con la que se cuenta es, al menos, gratificante. Quizás haya demasiada voz en off, lo cual puede gustar o disgustar, pero al tratarse de una película con pocos personajes, se hace casi necesaria. Se nos describe a partir de los edificios en los que vivimos; el principio del film consigue enganchar al espectador. La descripción de edificios, medianeras, telecomunicaciones...asociándolos a los distintos caracteres del ser humano es, cuanto menos, desconcertante pero edificante, valga la redundancia. Un 6'5 alto sobre 10.

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