Paddy Considine nos muestra en este su gran debut que sí, que bebe del cine de Ken Loach por los cuatro costados del negativo, pero que aun así es capaz de dotar al film de una identidad propia, que da igual que pudiera ser obra de Ken Loach si al final la obra es suya.
Peter Mullan nos recuerda al papel que hizo en "Mi nombre es Joe" de Ken Loach, por cierto. Él es Joseph, un viudo alcohólico y agresivo al que nadie parece que quiera tenerlo cerca. Las únicas personas con las que tiene cierta relación es su mejor amigo, el cual cuenta las horas mientras espera la muerte tumbado en su lecho, y un niño vecino suyo. Un día tratando de huir del peligro acaba entrando en la tienda de Hannah (Olivia Colman), una joven muy cristianamente creyente. Al principio Joseph la trata con cierto desprecio burlándose de la vida acomodada que lleva ella hasta que descubre la vida real de Hannah, una mujer maltratada y denigrada por su marido que, como tristemente suele ocurrir, no tiene el valor necesario para escapar de las garras de su lobo.
Joseph necesita a Hannah y Hannah necesita a Joseph. Entablan una relación. Aquí las penas se ahogan en el afecto y en el amor, no en el alcohol que ambos digieren sin control, que de igual manera se queda ahogado y absorbido por Joseph-Hannah.
Papeles espectaculares de ambos dos, quizás mejor el de Olivia Colman por no tener el privilegio de ser tan conocida como Peter Mullan, pero este último es merecedor de todos mis respetos y aplaudo su trabajo con todas mis fuerzas. Un 7'5 sobre 10.
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