26 de marzo de 2013

"Abrir puertas y ventanas". Y salgamos del caparazón.

Bajo un título sugerente se esconde una película lenta y que aburre en la mayoría de su metraje. Te vas preguntando por dónde va a salir para que la historia coja intensidad, hasta que llegan los títulos de crédito y te das cuenta de que no ha salido por ningún lado.

Es la historia de tres hermanas criadas por su abuela recientemnte fallecida; no tienen ningún parecido entre ellas, no se soportan pero, al fin y al cabo son hermanas. Te das cuenta de que realmente se necesitan unas a otras cuando no están juntas; se buscan pero no se encuentran y, cuando lo hacen es para discutir. El vacío que deja una persona al morir no es reemplazable ni superable por mucho que lo intentes. Quizá ese sea el único mensaje que quede claro de la historia. 

A pesar de conseguir numerosos premios en festivales argentinos, tal vez sea el tipo de cine que últimamente estoy consumiendo el culpable de que "Abrir puertas y ventanas" no me haya calado.

Una cinta altamente prescindible. Un 4'5 sobre 10.

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