Quizá la película más floja de Wes Anderson, al menos de las disfrutadas por mí. Tal vez porque sólo era su segundo largometraje y, hasta hoy, lleva siete. Ha ido puliéndose película tras película.
Aunque en este film también hay mucho personaje, es el principal, el joven Max Fisher sobre el que recae toda la historia. Un Max Fisher interpretado por Jason Schwartzman (sobrino de Coppola e hijo de Talia Shire, la Connie Corleone de "El Padrino" o la Adrian de "Rocky"). Es cierto que, a pesar de su juventud (sólo contaba con 17 primaveras), es capaz de cargar con el guión a la espalda y ponerse a la altura de actorazos como el asiduo de Wes Anderson, Bill Murray.
Un alumno, Max, y el benefactor del colegio, el señor Blume (Bill Murray) se enamoran de la misma mujer, Miss Cross (Olivia Williams), profesora del colegio; uno por la novedad que supone el enamoramiento con 15 años y, el otro, porque su matrimonio hace tiempo que se fue al garete. A partir de ahí van surgiendo divertidos momentos. Este sería a grandes rasgos el telón de fondo de un drama convertido elegantemente en comedia. Un 6 sobre 10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario