Si de algo sabe, y mucho, Kim Ki-duk es hablar a través de las imágenes. Cada corte entre plano y plano supone un silencio tan breve como el de respirar para seguir hablando. Su personaje principal, la propietaria de un negocio de pesca, no menciona una sola palabra en todo el metraje, quizá algún gemido de placer, de llanto o de dolor, pero nada más. Pero es con Ki-duk no hace falta nada más, al fin y al cabo las imágenes pueden llegar a ser más sugestivas que la palabra, y para muestra un botón.
Personajes llenos de dolor, llenos de culpa, deseosos de amar y ser amados y sedientos de sexo, de un sexo carnal y primitivo. Imágenes que difícilmente podrás olvidar salvo que, previamente, hayas apartado la mirada. Un escenario natural tan bello como misterioso, que recuerda al de "El arco" (también de Ki-duk) o más bien dicho, al revés, ya que "La isla" es cinco años mayor; incluso hay ciertas similitudes en el guión: pescadores que van a pescar y a pecar, personaje principal que no dice ni mú, obsesión por el sexo, hombres que creen poseer a la mujer (o viceversa)...
El clima que sabe crear este director coreano es digno de elogiar y, prueba de ello, están productos posteriores como "Samaritan girl", "Dream", "Time",...A día de hoy ninguno de sus trabajos ha llegado a la altura de "Hierro 3" pero sí ha conseguido grandes resultados de crítica y público. Un 6'5 sobre 10.
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