Si de algo se caracteriza el cine asiático es de su poesía visual y, posiblemente, uno de sus mejores poetas sea el chino Zhang Yimou. Si ya nos sorprendió y enriqueció Ang Lee con su "Tigre y dragón", Yimou le sigue o le pasa de muy cerca con su "Hero", una historia sobre los reinados chinos antes de su unificación.
Independientemente de un argumento que pueda interesar más o menos atendiendo al perfil del espectador, se trata de un producto merecedor de ser disfrutado por cualquier persona merecedora de disfrutarlo. Yimou nos ofrece toda la gama de colores posibles casada a la perfección con unos efectos especiales asombrosos, una fotografía espectacular, unas batallas coreografiadas al milímetro y unos escenarios, naturales casi todos, bellos hasta decir "basta".
No me cansaré de decir que el cine asiático es una joya que, a pesar de ser para todo tipo de espectadores, es una minoría la que realmente lo sabe apreciar; minoría si la comparamos con el consumo masivo de productos "u.es.ei" comerciales que, como su nombre indica, tienen como único objetivo la recaudación.
No es de extrañar que Zhang Yimou nos volviera a sorprender dos años más tarde con su cinta más conocida: "La casa de las dagas voladoras".
Si eres de los que piensa que cada película tiene su momento, no dudes ni un segundo en gozar de esta película un día de esos que dices: "me apetece ver una gran película". Un 7'5 sobre 10.
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