Aunque no soy nun amante del subgénero vampiresco, he de reconocer que nunca lo había disfrutado de este modo. Aquí no hay colmillos, no hay estacas, hay crucifijos que no causan efectos,..., eso sí, hay sangre y mucha, a borbotones, a sorbos, a tragos.
Park Chan-wook es capaz de pasar de un género a otro dotándoles de una nueva visión, más personal, más desquiciante pero, no por eso, menos gratificante. En algún comentario sobre la película he leido que estamos ante el "Crepúsculo" coreano. De eso nada. No tiene nada que ver. Mientras una (la saga juvenil) se hace aprovechando el tirón de las novelas y la gran afluencia de público adolescente para recaudar más y más, Chan-wook nos da otra visión, menos convencional pero más cinematográfica.
Cuesta un poco pillarle el tono a la película, pero una vez lo pillas llegas a disfrutar de la segunda mitad haciendo que olvides la lentitud de la primera. Pocas veces he visto una secuencia de cama tan realista (a excepción del cine X, claro está) como en esta cinta coreana. Chan-wook sigue dominando todo el arte cinematográfico, es un maestro. Sabe salirse del canon pero con maestría.
La interpretación de la protagonista femenina (Kim Ok-bin) es digna de aplaudir como así lo hicieron en el festival de cine de Sitges de 2009 otorgándole el premio a mejor actriz. El masculino (Song Kang-ho) tampoco deja nada que desear, pero ella se come la cámara.
Se pasa del asombro a la risa como de plano a plano. Aunque muchos critican eso, yo no creo que la intención del director coreano de "Oldboy" sea meter miedo o provocar risas, sino que ha querido dar su visión en forma de película sobre un subgénero ya muy manido y, a mi modo de ver, lo ha consegudio, con extravagancia, sin escatirmar en excesos, pero bueno, estamos hablando de Park Chan-wook, no de Nora Ephron. Un 7 sobre 10.